Entro a un bar en la Bremer straße, en una esquina encogida por el humo y la madera, y enseguida el olor a cigarrillo me lleva veinte años atrás, a la época en que se podía fumar en lugares cerrados en Uruguay, y volvía a casa con los ojos rojos y los pulmones negros. Son las dos de la tarde y en la barra unos tipos toman sus botellitas de Astra, la cerveza local, con cara de estar ahí desde hace años. Astranautas, que les dicen.
Fútbol
Filosofía barata y zapatos de fútbol
Hacía años que no jugaba al fútbol en cancha de césped, once contra once, y vine a hacerlo en Köln con iraníes. Me invitó Gerardo, un uruguayo que una vez fue a jugar con un grupo de amigos y se equivocó de día. Los que estaban ocupando la cancha lo aceptaron de todos modos y terminó por jugar con ellos todos los domingos. Son en su mayoría taxistas, un trabajo dominado por la colonia iraní. Tan es así que los días que juega su selección o hay un partido importante en Teherán, es imposible encontrar taxi en Köln.