Ayer fuimos al teatro a ver una comedia de esas cuya escenografía es un living y en donde los enredos se suceden con gente que entra y que sale. Entendí lo suficiente como para reírme en la mitad de los casos y como habíamos ido con entradas gratis me alegré a medias en vez de molestarme en igual medida.

Salimos tarde, justo a tiempo de tomar el tranvía que nos deja a una cuadra de casa. Al cruzar el puente me sorprendió ver autos policía en el centrito de este lado del río, a cinco minutos de aquí.

Hoy por la mañana me entero por el diario local que ayer encontraron una bomba. Hubo que llamar a los expertos, cortar las calles, evacuar a la gente en un radio de trescientos metros. Algunos vecinos se negaron a dejar sus casas y pidieron órdenes judiciales y los hubo que les tiraron la puerta abajo ante la sospecha de que había gente dentro que no respondía o por directa negativa a dejar el domicilio.

El artefacto fue encontrado al excavar para hacer los cimientos de una obra. Se trata de una bomba de la segunda guerra mundial, arrojada desde un avión aliado. Tiene un largo de 1,80 metros y un diámetro de 60 centímetros. Grandecita. Podría llevar en su vientre unos 250 kilos de explosivo.

Recién pudieron desactivarla a las 10 de la noche. Ya tienen experiencia en estas cosas y en general las desinflan en veinte minutos pero todo el protocolo de precauciones; que vengan los expertos, la maniobra de evacuación, apagar el cigarro, ponerse los guantes, sudar y poner una cámara de video en una azotea medio lejos noseacosaqué, toma todo el día.

Han pasado setenta años y siguen encontrándose estos bebes. Es muy loco si uno se pone a pensar en que en ese predio había una casa donde vivió gente durante todos estos años. Fue tirada abajo para hacer un edificio, lo que motivó una excavación más profunda.

Me sorprende la cantidad de casos similares que han ocurrido. Según la Wikipedia, entre el 10 y el 20% de las bombas aliadas no explotó y eso serían entre 135 mil y 270 mil toneladas de explosivo de un total de 1.350.000 toneladas. Parece mucho, ¿no?

El caso más sonado (bueno, en realidad no es el adjetivo más adecuado porque felizmente no sonó) ocurrió en Koblenz en el 2011 cuando se desalojaron 45 mil personas. En Hannover, en julio del año pasado, hubo que evacuar 16 mil personas y otro tanto se alejó por voluntad propia. A veces las revientan de forma controlada, como por ejemplo esta en Munich, hace tres años.

Cada año encuentran unas cinco mil y todavía quedarían unas noventa mil. El suelo alemán es una piel con acné. Un pellejo añoso con una infección profunda y macabra.