De la tristeza y los autos autónomos

Ayer mi hermano Alvaro hubiera cumplido 47 años. Hace dos años y medio un tipo lo chocó de frente matándolo a él y a la chica que lo acompañaba. El desgraciado se llama William Nuñez y vivió para contarlo pero dice que no se acuerda de nada.

Tenía problemas de salud – vahídos, desmayos- que habían motivado que le recomendaran no conducir. Desoyó los consejos y mató dos personas. Aquel día debía ir a Montevideo desde Carmelo y le pusieron un chofer pero en vez de pasar este a buscarlo por su casa quiso ir él a Colonia a buscar al chofer. «Voy yo hasta allá, no pasa nada», habrá dicho. Nunca llegó.

En Alemania mueren 280 personas en promedio por mes en accidentes de tránsito lo cual es muchísimo pero es cuatro veces menos que el promedio en Uruguay en relación a la población. Y no hay límite de velocidad máxima en las autopistas. Manejan mejor, están mejor educados, conducen mejores autos, sobre mejor infraestructura. Y ahora los fabricantes están intentando impedir que Google les gane la carrera hacia los autos autónomos. Ya me he encontrado con dos artículos en revistas de aquí acerca de los autos conducidos por computadora. Solo hay dos ciudades en el mundo donde todos los días puede encontrarse un vehículo autónomo en movimiento: Palo Alto con el proyecto de Google y Berlin con el proyecto AutoNOMOS. Estiman que en cinco años podrían salir los primeros al mercado. Las ventajas son claras: una computadora no se cansa aunque conduzca diez horas, no se pone agresiva con otros conductores, no habla por teléfono, no se distrae con el paisaje, no se asusta, no tiene problemas de presión, no se quema con el mate.

Google ha desarrollado un prototipo que ya ha circulado 3 millones de kms y ha tenido accidentes menores en los cuales la responsabilidad fue ajena excepto en un caso. Un guarismo mucho mejor que el de los humanos. Este coche es capaz de conducir de manera autónoma gracias a sensores que detectan otros vehículos, señales de tráfico, peatones, etc. Para probarlo lograron hace unos años que el estado de Nevada aprobara una ley que permite la circulación de coches sin conductor. En mayo de 2012 se expidió la primera licencia para un coche autónomo, un Toyota modificado con la tecnología driverless.

Una encuesta realizada por la IEEE entre más de 200 expertos en este tema determinó que los obstáculos más importantes para su adopción masiva son la responsabilidad civil, las trabas políticas y la aceptación del consumidor, mientras que el costo, la infraestructura y la tecnología son vistos como problemas menores.

Es que los autos autónomos introducen dilemas morales y problemas legales. ¿Existirán modelos de conductor que el consumidor pueda elegir? ¿Qué ponderará en caso de que no pueda evitar una colisión? ¿Se podrá configurar para que privilegie salvaguardar los asientos de atrás donde viajan niños? ¿y entre atropellar a un peatón o volcar? Al lado del programador hay que sentar a un abogado y a un monje tibetano. Hay avances sin embargo: hace un mes la Agencia Nacional de Seguridad de Tráfico en Carretera de EE.UU ha declarado que los sistemas de conducción autónoma serán considerados como conductores a los efectos de la ley.

Pero la adopción de estas tecnologías será un proceso gradual, con autos mixtos con tareas de control sobre las acciones del conductor humano, y de toma de decisiones de tipo preventivo en las fracciones de segundo que te pueden cambiar la vida.

En el caso de un humano la reacción en el segundo fatal es prácticamente un reflejo. Se puede entrenar pero para la mayoría de la gente es un reflejo. O absolutamente nada porque estaba dormido o desmayado como en el caso del señor William Nuñez. En los autos autónomos la reacción está previamente analizada, diseñada y programada, y esta posibilidad, dada la casuística que hay que considerar, introduce toda una serie de dilemas éticos a la hora de pensar ese comportamiento.

Tal vez en el futuro haya menos muertos, cuando las computadoras vayan al volante en lugar de seres que se duermen o se agachan a recoger una galletita. Para mí ese señor es un hijo de puta, un mal nacido. La tristeza y el dolor tienen en mi caso la cara de ese inconsciente, pero no soy tan necio como para no darme cuenta de que cualquier persona al volante es un potencial asesino y que las fatalidades ocurren. Lo que pasa es que ésta era evitable – como la gran mayoría – y hay una clara responsabilidad humana, y entonces leo que en el futuro una computadora evitará este tipo de choques y me da mucha bronca e impotencia. Seguramente seguirán ocurriendo accidentes pero estos no tendrán la cara de ningún William Nuñez.

Mientras tanto ojalá que ese irresponsable recupere la memoria. Ojalá recuerde la noche anterior y esa madrugada. No se merece el beneficio de la amnesia.

Y mientras tanto también, agradezco compartir la vida en las gute y en las schlechte con Estefanía, que ayer me esperó con una cena hecha con amor, una preciosa carta, un chocolate y un ramo de flores.

 

Con marco

 

 

De la tristeza y los autos autónomos

4 comentarios en “De la tristeza y los autos autónomos

  1. Avatar de Paula Paula dijo:

    Es difícil escribir un comentario para los que no estamos acostumbrados a hacerlo y es más difícil aún leyendo tus líneas primo Javier, pero quiero intentarlo. Agradezco que Estefania esté a tu lado y te mime como te lo mereces.
    (Espero lo mismo de tu parte hacia ella!!)
    También recordé a Álvaro en el día de su cumpleaños. Pero decidí recordarlo con sus virtudes y con sus defectos. Lamento que no hayamos podido compartir más tiempo, que quizás no tuvimos la oportunidad de conocernos más.
    Pero esa oportunidad la tenemos nosotros, y me propuse no dejarla pasar.
    Abrazo fuerte, los quiero mucho.
    Tu prima más linda….

    Pau

    Me gusta

    1. Gracias Paula, con la distancia tus palabras llegan más cerca, hermoso poder este que tienen, que hacen que te sienta al lado mío.
      (En cuanto a lo que escribiste entre paréntesis dice la susodicha que espera lo mismo! No confabulen eh.)
      Yo también los quiero mucho.
      Otro abrazo

      Me gusta

Replica a Paula Cancelar la respuesta